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Continuidad de negocio: procesos digitales en tiempos de crisis

El mundo empresarial enfrenta en 2020 un desafío sin precedentes con la pandemia de COVID-19. Repentinamente, las compañías se ven obligadas a operar con oficinas cerradas, empleados trabajando desde casa y demandas volátiles. En este contexto, la continuidad de negocio depende en gran medida de qué tan digitalizados y automatizados estén los procesos. Aquellas empresas que ya habían adoptado flujos de trabajo electrónicos, plataformas en la nube y herramientas de colaboración remota están sorteando mejor la situación, pues pueden seguir operando casi de forma normal desde la virtualidad. En cambio, las que dependen de papeleo físico o de la presencia de personal para mover información enfrentan interrupciones severas.

La crisis ha puesto de relieve la importancia de tener procesos digitales end-to-end (de punta a punta) como base de la resiliencia. Por ejemplo, una empresa de servicios que antes gestionaba las aprobaciones con firmas en persona ha tenido que implementar a contrarreloj soluciones de firma electrónica y flujos de aprobación por vía web para poder seguir atendiendo contratos y solicitudes. En manufactura, las áreas administrativas y de cadena de suministro se han volcado a sistemas BPM y RPA para monitorear pedidos, inventarios y pagos sin necesidad de revisar documentos físicos o hojas de cálculo locales. Incluso la atención al cliente ha migrado totalmente a canales digitales: chatbots y mesas de ayuda virtuales están soportando el aumento de consultas mientras los centros de llamadas tradicionales se adaptan al trabajo desde casa.

Las empresas medianas están aprendiendo rápidamente que la continuidad del negocio no es solo tener un plan de emergencia en papel, sino contar con la infraestructura digital lista para usarse. Esto implica disponer de acceso remoto seguro a los sistemas (redes VPN, autenticación de múltiple factor), tener aplicaciones críticas en la nube o en centros de datos con alta disponibilidad, y haber digitalizado la mayor cantidad de documentos y expedientes posible para que la información esté accesible desde cualquier lugar. También conlleva definir protocolos claros: por ejemplo, establecer flujos de aprobación electrónicos de emergencia si algún directivo no está disponible, o redistribuir tareas entre equipos mediante herramientas colaborativas como plataformas de gestión de tareas en línea.

Esta crisis está acelerando la transformación digital de las empresas por necesidad. Muchas están descubriendo nuevas formas de operar que podrían volverse permanentes una vez superada la emergencia. Al terminar marzo de 2020, queda claro que invertir en procesos digitales y automatización robusta no es solo una cuestión de eficiencia, sino también de supervivencia empresarial. La lección para las empresas medianas es contundente: quienes ya habían avanzado en este camino están mejor posicionados para adaptarse, y quienes no, están corriendo para ponerse al día. La continuidad del negocio, hoy más que nunca, está ligada a la capacidad de operar en el mundo digital sin interrupciones.

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