El año 2016 marca un punto de inflexión en la forma en que las empresas aprovechan sus datos, gracias a los avances en analítica avanzada y machine learning. Lo que antes se veía como técnicas experimentales en laboratorios ahora está ingresando a las decisiones cotidianas del negocio. Las empresas medianas empiezan a darse cuenta de que pueden aplicar algoritmos de aprendizaje automático para extraer patrones y conocimientos que superan la capacidad de análisis humano tradicional. Esto va más allá de pronosticar una cifra; se trata de descubrir relaciones no evidentes y automatizar ciertas decisiones basadas en datos.
Un área de aplicación prominente es la segmentación inteligente de clientes. Por ejemplo, utilizando clustering(agrupamiento no supervisado), una cadena de minoristas mediana puede identificar grupos de clientes con comportamientos de compra similares y luego adaptar estrategias de marketing específicas para cada grupo. Otra aplicación es la detección de anomalías mediante machine learning: sistemas que monitorizan transacciones o procesos en busca de patrones inusuales que podrían indicar fraude, fallos o desviaciones de calidad, alertando a los gerentes para investigación. También despega el uso de recomendadores automáticos: al estilo de las grandes plataformas digitales, incluso negocios más pequeños empiezan a recomendar productos a sus clientes en línea basándose en comportamientos pasados, utilizando algoritmos disponibles en bibliotecas open source.
El impulso de la analítica avanzada viene acompañado por la proliferación de herramientas y lenguajes que facilitan su adopción. Lenguajes como Python y R se han vuelto estándares de facto para científicos de datos, apoyados por comunidades robustas y paquetes de machine learning preconstruidos. Al mismo tiempo, proveedores de tecnología están integrando estas capacidades en sus plataformas de BI y software corporativo, de modo que los usuarios de negocio puedan beneficiarse de modelos predictivos sin tener que construirlos desde cero. Por ejemplo, ya existen módulos que integran predicciones en hojas de cálculo o en sistemas CRM, sugiriendo el mejor momento para contactar a un cliente o el puntaje de probabilidad de compra de un prospecto.
Sin embargo, con el poder de la analítica avanzada también llega el reto de la calidad de los datos. En 2016 se vuelve evidente que para obtener decisiones confiables, los datos de entrada deben ser consistentes, completos y relevantes. Muchas iniciativas de machine learning requieren limpiar y unificar fuentes de datos antes de siquiera entrenar un modelo. Así, las empresas medianas están invirtiendo tiempo en mejorar sus bases de datos, eliminar duplicados, corregir errores y establecer procesos de gobierno de datos. Aquellas que lo hacen están encontrando que la analítica avanzada realmente puede transformar su negocio, aportando insights que guían decisión informadas, mientras que quienes saltan directamente a la herramienta sin esa preparación pueden llevarse resultados engañosos.
Al terminar 2016, la dirección es clara: la combinación de datos, inteligencia artificial y automatización está redefiniendo cómo tomamos decisiones. Las empresas que integren estas prácticas en su día a día tendrán una ventaja competitiva significativa, pudiendo responder rápidamente a cambios del mercado con información respaldada por modelos avanzados. La invitación para las organizaciones de todos los tamaños es a subirse a esta ola de la ciencia de datos, empezando por pequeños proyectos piloto que demuestren valor y construyendo a partir de ahí una cultura decididamente impulsada por datos.







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