El Internet de las Cosas (IoT) está cobrando protagonismo en 2015, prometiendo conectar millones de dispositivos físicos a la red para recopilar datos y automatizar acciones. Expertos proyectan que hacia 2020 podría haber hasta 50 mil millones de dispositivos conectados en el mundoeuropapress.es, desde sensores industriales hasta electrodomésticos inteligentes. Esta tendencia no solo afecta a los productos de consumo; en el ámbito empresarial está abriendo oportunidades para integrar el mundo físico con la gestión de procesos de negocio (BPM). En otras palabras, los eventos que ocurren en plantas, vehículos o incluso en manos del cliente pueden disparar flujos de trabajo automáticamente, cerrando la brecha entre lo que pasa en terreno y las aplicaciones corporativas.
Imaginemos una empresa de manufactura mediana que instala sensores en sus máquinas de producción. Si un sensor detecta una temperatura anormal o una vibración excesiva (señales de posible falla), puede enviar esa información en tiempo real al sistema BPM. El proceso podría entonces crear automáticamente una incidencia de mantenimiento, notificar al técnico encargado e incluso detener preventivamente la línea si es necesario. Todo esto ocurre sin intervención humana inicial, lo que permite reaccionar en segundos ante eventos críticos, evitando daños mayores y tiempos de inactividad prolongados.
Otro ejemplo se da en la logística: gracias a dispositivos GPS y sensores en vehículos, un sistema BPM podría rastrear entregas en ruta. Si un camión se desvía significativamente del plan o enfrenta un retraso, el sistema lo detecta y ajusta el proceso de entrega: envía alertas a clientes sobre la demora prevista o reprograma automáticamente la ruta con un vehículo de respaldo, si es posible. De este modo, la empresa ofrece un mejor servicio al cliente, informando proactivamente y reorganizando su operativa en tiempo real para cumplir compromisos.
Para las empresas medianas, incorporar IoT a sus procesos no requiere desplegar miles de sensores desde el primer día. Lo recomendable es empezar con áreas clave donde la información en tiempo real puede marcar la diferencia. Puede ser control de inventarios con sensores de peso en bodegas, monitoreo de vehículos de reparto, o dispositivos que reporten condiciones ambientales críticas (como temperatura en almacenes de alimentos). La curva de aprendizaje es cada vez más amigable y los costos de estos dispositivos han bajado, haciéndolos accesibles. En 2015, conectar el mundo físico con los procesos digitales deja de ser algo exclusivo de gigantes industriales y se convierte en una frontera de innovación abierta también para medianas empresas que buscan ser más eficientes y receptivas.







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